viernes, 21 de junio de 2013

El Hotel

Panky dejó sólo a un desconcertado Mauricio, y se dispuso a coger el primer taxi que pasaba

- A donde lo llevo?
- Av la cultura, Thalia, El hotel, 452... pero yaaaaaaa!!

Panky solo repetía, Thalia, hotel, Thalia, Hotel, no podía pensar en otra cosa, la calentura lo cegaba, su corazón se aceleraba, Aunque estaba muy desconcertado y quizás enamorado de Pamela, Panky no pudo resistir el deseo natural que Thalia le despertaba. Le fascinaban su parquedad, su astucia, su desparpajo, su visión retorcida de muchas de las cosas que el resto de mujeres homenajeaba.

Pronto llegó a su destino cerrando la puerta del taxi se acerco a la recepción de dicho hotel.

- Buenos días habitación número 12 por favor.
- Claro lo están esperando, segundo piso a la derecha.
- Muchas gracias.

La subir las escaleras Panky se ponía cada vez más nervioso, aunque parezca difícil de creer, esta era la primera vez que lo iba a hacer en un hotel, le sonaba tan clandestino, ilegal, y por alguna razón eso le resultaba excitante.

Al llegar a la habitación Panky sintió una fuerte sensación de remordimiento- "Que estoy haciendo" -se preguntaba a si mismo- no puedo hacerle esto a Pamela, ella por fin dio muestra de interés hacia mi, y yo en vez de retribuirle y declarar mis sentimientos me comporto como un perfecto idiota... debo salir de aquí! -pensó decidido.

La puerta se abrió, antes de que siquiera hubiese tenido oportunidad de tocar, Panky reaccionó con susto. El rechinar de las bisagras desaceitadas lo trajo de vuelta al presente.

- Panky, hola. Te vi llegar por la ventana. Dale, entra -Dijo una espectacular Thalia, que haciendo gala de todo su desparpajo e insolencia llevaba puesto solo una toalla.
- Qué tal, Thalia. Cómo estás -Dijo un tembloroso Panky que en ese momento estaba enmarañado en emociones agitadas.

No sabía como salir de tal situación, en realidad se trataba de luchar contra el deseo natural, salvaje y a la vez egoísta que significaba "tener" a Thalia; ahora se daba cuenta lo valioso que hubiese sido frenar su ímpetu desde el inicio del cortejo.

Panky decidido a alejarse. No bruscamente, claro, porque eso (estaba seguro) provocaría en ella una reacción violenta. Tenía que hacerlo poco a poco, lento, lo suficientemente lento como para sugerir que se trataba de un desafortunado mal entendido.

Y claro, como ya estamos acostumbrados a lo ingenioso, agudo, calculador y sobre todo sutil actuar de Panky, el dijo:

- Thalia, lo siento... me equivoque de... hotel!.. me voy cuídate!

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