domingo, 18 de abril de 2021

La Casa Embrujada

- Jajaja no le hagas caso a Lucia, no, no somos de por acá, estamos de vacaciones -mencionó diligentemente Claudia, el clon de Pocahontas, mi cara de angustia se deshizo apenas sus ojos me recibieron- Bueno mis amigos y yo, podemos ofrecerles un tour guiado por los mejores bares de la ciudad -mencioné perspicaz- ¿Son los de aquella mesa? -Preguntó Kely, la tercera amiga. Al voltear, la percepción de Raúl y Pavel no eran de las mejores, ambos tenían una gran sonrisa en la cara, como cuando un niño espera con angurria el helado de chocolate que le vienen preparando, o cuando eras cachimbo y esperas ansioso los resultados de un examen que sabes que diste bien;  miraban lujuriosos; se levantaron y raudamente se acercaron.

- Nos contaron de una casa embrujada en Cusco, ¿la conocen?. -preguntó Lucia; por supuesto que la conocíamos, la famosa "Casa Embrujada de Saphy" y también conocíamos las historias por la cual tiene tan merecido nombre- Nos gustaría ir a ese lugar, que dicen.
- ¡Claro que si, vamos! -respondieron en unísono Pavel y Raúl.

Partimos hacia dicho lugar, sentí que todo discurría como debe ser, como mandan los cánones de la seducción, sin presiones; Claudia me contó que son de Lima, las tres tienen planeado un viaje por el Valle Sagrado, Machupicchu y luego se van hacia el sur.
- Sabias que te pareces a...
- Ay no... ¿a Pocahontas? -me interrumpió ella, con voz de flojera.
- Si, ¿por?...
- Que poco ocurrente, todos los chicos dicen lo mismo.

Sus palabras fueron un doloroso puñal desollando el centro de mi ego. Hubiera preferido que me mentara la madre tres veces antes de decirme "poco ocurrente". Para alguien como yo, que tiene un cierto aprecio por las infrecuentes ocurrencias que desperdiga, esa frase, mas que un insulto, era todo un epitafio. "Aquí yace el poco ocurrente de...". Rayos, si hasta podía ver la inscripción en la lapida.
- ¡Bien llegamos! -el grito anunciante de Raúl me distrajo de mi mortuoria visión.

Mi pasatiempo masoquista favorito, era ver películas de terror basadas en hechos reales o documentales sobre sucesos paranormales, de inmediato recordé el documental sobre la casa embrujada de Saphy que vi hace unos años, ahora la ficción podría transformarse en realidad.

la residencia estaba en abandono, no recuerdo cual de nosotros sugirió explorarla, pero si recuerdo que nadie objetó tan temeraria iniciativa, ingresamos sorteando un muro lateral que tenia un cerco hecho de pedazos de vidrio y mientras avanzábamos por ese lúgubre reino de habitaciones llenos de polvo y pasillos llenos de cadáveres de insectos le relate a la comitiva la horrenda historia de la casa embrujada, sus rostros de espanto eran un deleite, de pronto una puerta rechinó con violencia- ¡quien anda ahí carajo! -se oyó; la voz furiosa se materializó de inmediato en la figura jorobada de un hombre de barba negra y sombrero de capataz, el sujeto nos embistió con una mirada furiosa, uno de mis amigos logro escapar pero los demás nos quedamos ahí cautivos en un hediondo almacén victimas de lloriqueos y taquicardias; dos horas después logramos salir luego de los insultos y advertencias del guardián que, luego de amenazas, nos echó de dicho recinto.

domingo, 4 de abril de 2021

Verdad o Reto

Nuestra mesa era un asqueroso festival de chatarra, migas de pan por doquier, la camisa de Raúl lucia una mancha de mostaza, que, minutos antes se le había escabullido de su grasosa hamburguesa- Ya huevon, quien vá -esputaba Pavel lanzando de su boca pedazos de pan y lechuga como proyectiles sin dirección. A veces los hombres podemos ser cavernícolas en este tipo de cosas, por dentro nos morimos por el pánico de hablar con una chica linda, pero entre nosotros nos damos de sementales viriles, listos para atacar a cualquier incauta que se encuentre en nuestro radar; nada mas falso. Para determinar quién se aceraría a "meterles letra", recurrimos a una fórmula democrática y dudosamente adulta de impartir justicia, un discreto y veloz Yan-Kem-Po. 

- Bueno dejémoslo a la suerte, ¿piedra papel o tijera? -propuso Raúl impaciente- Mejor Piedra, Papel, Tijera, Lagarto y Spock -Replicó Pavel- Tranquilo pues "Sheldon", a parte de gil eres friki, por eso no tienes amigos -zahirió Raúl -ya calla tarado juguemos de una vez.

luego de una serie de desafíos ludópatas quien salió perdiendo fui yo, es decir yo tenia que hablar con las tres lindas chicas de junto e intentar traerlas a nuestra mesa, si, esa mesa repulsiva que rápidamente y como se pudo limpiamos presurosos.

definitivamente nunca he sido bueno para hablar con chicas, mucho menos para abordarlas, solo me acerque a una mesa de desconocidas por única vez en una fiesta de la Red IQ, recuerdo que celebrábamos lo exitoso que había salido un evento sobre cambio climático; dicha celebración fue en el "Inkaria", todo era risas jugando a "Verdad o Reto", en una de esas opte por "Reto" -Ve a la mesa de  junto, aquella donde hay un grupo de chicas y sácale el numero a la de rojo- decretó Sandrita -¿Es en serio? - Reclame preocupado- claro que es en serio, recuerda que si no realizas el Reto el castigo es tomar un vaso "cepillado" de Inkaria. 

Haciendo gala de autarquía fui con dirección a la mesa de estas despampanantes muchachas, camine al ritmo del reguetón "Bebecita", algo descoordinado y torpe, llegue y con voz temblorosa dije; "Noches buenas, ¿están como?... esperen así no era"; Luego de 8 segundo de incomodo silencio, el "Bebecita" se convirtió en un jolgorio de carcajadas impuestas por este conciliábulo de mujeres que se propago por todo el bar. Cabizbajo, turbado y "hecho mierda" regresé a tomar el "cepillado" de castigo y retirarme raudamente.

En esta ocasión, tenia que ir, no por un castigo, si no para demostrar lo "avezado" y gallardo que podía llegar a ser; me acerque, esta vez con mayor seguridad que esa vez en el Inkaria- Hola chicas, ¿no son de por aca no? -pregunté ávido- Hola, que bueno que llegaste, nos traes unos "Mojitos" por favor.

miércoles, 27 de enero de 2021

El Resto-bar

Entramos al establecimiento donde, notablemente, no cumplían las normas actuales, cada mesa abordada por parejas y grupos de amigos con jarras de diferentes tragos y por supuesto uno que otro piqueo para disimular que eso no se trataba de una cantina sino de un restaurante permitido.
Fui a pedir nuestro "piqueo" que consistía en 3 hamburguesas y 3 jarras de "mojitos", en la barra, junto a mi, divise a una linda chica, llevaba el pelo amarrado que hacia que sus ojos deslumbraran aún más,  sólo atine a fingir indiferencia. Que estúpidos podemos ser a veces los hombres, vemos una chica que nos gusta, pero congelados por la timidez no nos atrevemos a dar el primer paso, y luego, cuando la proximidad se ha desvanecido, nos reprochamos y damos golpes de pecho por no haber tenido reflejos, coraje, ni decisión.

Sentí que la chica me miraba de reojo y me encandilé. Estuve a punto de decirle algo, cualquier mediocre frase de abordaje, pero justo en ese segundo apareció una de las dependientas con mi orden pantagruélica; 3 hamburguesas enormes cubiertas por una lonja rojiza de tacu tacu, mucha cebolla y un huevo cuya yema, amarilla y viscosa chorreaba por todos lados, era un show grasiento descomunal. La chica observo mi pedido y, sin disimular su expresión de asco, volteó raudamente.

Al acercarme a nuestra mesa noté que Pavel y Raul ya andaban con la cháchara de siempre, "oe huevon viste esa flaquita de allá", "Te apuesto que no te atreves a beber eso", etc 

-Oye huevón que es de tu flaca -le preguntaba curioso Raul- Esta bien, pero conocí a una flaquita en la oficina ni te imaginas, tiene unas curvas y una carita de ángel -alardeó Pavel- Ya tarado pero no saques los pies del plato pues, primero piensa- traté de sosegarlo- Tranquilo, este pechito es fiel, fiel al castigo- se justificó- Nada huevón tu eres "agradecido"- arremetió Raul- Haber cómo así- demandó una explicación- Por si no sabes los feos no son fieles, son "agradecidos", se aferran a lo que tienen jajaja- planteó su teoría Raul- calla sonso para tal caso tu también eres agradecido jajaja.

En ese momento aparecieron tres muchachas simpáticas, una resaltaba mas que las demás, era el clon de Pocahontas; morenita, pelo largo, ojazos, cintura fina, botas sin taco. Las tres se instalaron convenientemente en la mesa continua a la nuestra.

- ¿Viste esas chicas que entraron? están lindas no- le comente a Raul
- ¿Lindas? lindas están mis pelotas tarado. ¡Están buenotas! -me corrigió, siempre tan directo y chabacano.- Bueno quien las trae. -acotó.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Plan B

-A ti te molestaría que yo salga con otra chica verdad?.
-No lo sé, pero no tendría derecho a decirte que no lo hagas.

Que tonto, pienso, no se por que hago una pregunta cuya respuesta es tan predecible. A veces uno tiene esas flaquezas: hace preguntas dañinas por puro masoquismo, solo para confirmar y constatar lo que ya sabe de antemano.

Romina da por concluida la conversación recordándome que al día siguiente tengo mucho trabajo acumulado (creo que ha usado ese pretexto para colgar el teléfono).

Me quedo sentado en el sillón, con una sensación fraudulenta. Enciendo el televisor mientras pienso en lo sucedido; ¿Qué haces cuando la chica con la que estas saliendo, un día te insinúa que le ha provocado salir con otro? No puedes hacer nada, salvo aceptar a regañadientes. El noticiero informa sobre un incendio que a destruido varios puestos de venta en un mercado en SJL de Lima, entrevistan a un señor que parece haberlo perdido todo; siento que de los dos es él quien tiene un verdadero problema a cuestas. Me doy cuenta de que a su lado mis miedos sentimentales son una cojudez, una insignificancia de lo más banal; en comparación con ese hombre, me da vergüenza sentirme mal. Para cambiar de semblante me mentalizo con arengas de lo más despechadas. "Si Romina quiere salir con otro pata, pues yo también saldré con otra chica. No voy a quedarme de brazos cruzados".

Algunos amigos tienen una especie de "agenda negra" para este tipo de circunstancias, esperando, quizás, un consejo útil de estos "trajinados" en tales experiencias, los llamo, claro que platicar con ellos es proferir un nuevo glosario, un vocabulario mas chabacano que, aunque suene ordinario, hace  que la conversación fluya, sea más jovial y ocurrente. 

-Que tal Raul, que planes.
-Habla huevon, tranqui, que hay para hacer.
-Quería unos consejos, vamos a comer algo, que dices.
-¿A comer?, no jodas pues, ¡vamos a beber!. 
-Pero por la pandemia no esta ningún bar abierto.
-No te preocupes, ahora en los bares pides algo para "picar" una hamburguesa por ejemplo y listo, ya puedes beber lo que te de la gana. Nos vemos en la plaza.

La plaza de armas del Cusco solía ser un lugar muy concurrido por locales y turistas, todos los bares, karaokes, tabernas y discotecas pululaban de beodos entusiastas, abundaban los "gringos" y los "bricheros", esos que maldecíamos porque, inexplicablemente, tenían a decenas de extranjeras guapas comiendo de su mano; de puros envidiosos siempre beatificábamos a las latinas, diciendo que las gringas eran fofas y desabridas, y que nada era mejor que una peruana turgente y salerosa, lamentablemente nuestra perorata era inútil, así como las gringas estaban  excesivamente pendiente de los más autóctonos del lugar, las peruanas estaban mas interesadas en los gringos larguiruchos, todo en nombre del intercambio cultural. Ahora la plaza se veía desolada, la pandemia a golpeado duramente a los establecimientos de alrededor.

-Ves sonso, todo cerrado, ahora donde vamos.
-Tranquilo, déjame llamar a Pavel, ese idiota conoce lugares.

Llamar a Pavel era sinónimo de perdición, de estar hasta las ultimas consecuencias, de amanecer en San Jeronimo o en Urubamba. 

-Alo Huevon.
-Si, con él.
-Jajaja oye idiota vamos al bar, ¿te apuntas?.
-Listo imbécil, conozco un  lugar mostro.

viernes, 9 de octubre de 2020

Exclusividad

A juzgar por su tono de voz y sus gélidos comentarios, capto que Romina está aburrida y, utilizando una serie de abreviaturas muy ridículas pero muy femeninas, me ha hecho saber lo ocupada que estará todo el fin de semana.

- No la hago, en serio, tengo cosas que hacer en casa y luego estaré "out", asi que descansare viendo Netflix o algo, y mañana quedé en verme con un amigo que no veo hace mucho tiempo, mejor lo dejamos para otro "finde".

No sé qué decir, mejor dicho, sí sé que decir. Sé perfectamente lo que debería decir. Debería decir "Claro, total, no somos enamorados, no nos debemos exclusividad, eres libre de salir con quien quieras".

Debería responder algo como eso para quedar como el rey de la tolerancia y el relajo. Sin embargo, las verdaderas frases que quisiera disparar, las que tengo que reprimir, las que se quedan dando vueltas en mi cabeza como furiosos cuyes de tómbola, son: "Claro, primero salimos, me entusiasmo contigo y a las dos semanas me cambias por otro"; "por que no dejas el cinismo de lado y me dices que ya fue"; o "si sales con otro, olvídate de mi".

Cualquiera de esas frases se ajustaría más a lo que en realidad estoy pensando. Sin embargo, haciendo de tripas corazón, no digo nada y recurro a un perfecto clisé para salir del apuro:

-Supongo que no me molesta; sal con él, normal.

¿Normal? ni yo me la creo. Siento como si estuviéramos en un avión y ella me estuviera pidiendo autorización para saltar con paracaídas por la escotilla. Si salta es por que no quiere estar aquí conmigo, por que el vuelo no la entretiene más, o por que le interesa probar la fastuosidad de otras aerolíneas, Nah, ya estoy viejo para destruirme el cerebro con encrucijadas absurdas y paltas adolescentes; si Romina quiere salir con otro, que salga, ya está, tanta vaina.

-Es un pata de la universidad, un pata bien buena onda. No pasa nada, por si acaso, pero desde hace tiempo me dice para hacer algo, y ya me da roche decirle que no. Me ha dicho para ir a un concierto, por que un primo suyo toca en un grupo de rock.   

-Hey, no tienes que darme explicaciones- le respondí con un gesto de calculada autosuficiencia.

-Ya sé, pero igual quiero contarte.

En el fondo me gusta que me de explicaciones, siento que se esta disculpando de antemano. Pero no soy tan optimista, algo me dice que no me esta contando toda la verdad, que esta tratando de menospreciar la situación para que yo no me vea más tonto de lo que ya me veo. Ese cuento del amigo "buena gente" con el que "no pasa absolutamente nada" no convence a nadie. No creo que Romina esté "haciéndole" un favor a ese paparulo que tanto la persigue. Creo que en el fondo esta feliz de haber recibido esa invitación y que tiene muchas ganas de escuchar mucho rock con ese tipo. Lo sospeche desde un principio.

sábado, 5 de septiembre de 2020

Romina

Ya van dos semanas que salgo con Romina, "salir", pues aún no se que somos, a veces pienso que le gusto mucho y a veces actúa indiferente y alejada.

Llevo todo el día esperado que Romina se manifieste, le escribí un mensajes al celular invitándola a salir el fin de semana. No se ha dignado siquiera a pronunciarse. Ni una llamada, ni un correo, ni un condenado mensaje de texto. A esta hora quisiera estar en mi casa acicalándome y preparando todo para nuestra apoteósica cita, pero estoy dando vueltas como un cuy alrededor del ovalo Pachacuteq. No sé cómo matar el tiempo a la espera de que me llame al celular, no se si refugiarme en el cine, o si comprar chucherías en el mall o si meterme a puntas de pie a la iglesia de la plaza Tupac Amaru a echarme un par de veloces avemarías a ver si se manifiesta de una vez por todas.

Si ella no ha querido llamarme, no importa lo haré yo. Es más, ahora que lo pienso, tal vez sea eso lo que ella está esperando: que tome la iniciativa. Cómo no me di cuenta antes, que tonto soy, todo este tiempo permaneció callada, esperando que yo la llame formalizando la invitación.

Pero, ¿si en verdad esta evitándome?, un silencio prolongado es la estrategia que usan las mujeres para alejarse de alguien. si la llamo en este momento puedo estar hostigándola, como un acosador que no entiende indirectas. Quizás sólo debo enviarle un mensaje sutil, un mensaje sincero pero que no solicite respuesta inmediata:

- Me volví un adicto en hacerte compañía, no se estar sin tus besos de soplillo, sin la falta de tornillo que tú me has hecho perder, no se estar sin las yemas de mis dedos esculpidas en tu piel, quiero pisarte los pasos, besarte los besos. 

Entro a mi casa vacía y veo a Pulgas, que ha estado sólo toda la tarde, me recibe agitando velozmente ese penacho que lleva por cola. Me agacho para acariciarlo y, pronto, movido por no sé qué inspiración canina, me pongo a hablarle, a contarle lo frustrado que me siento. Debo sentirme muy sólo para dirigirle la palabra a un pequinés impostor y tratarlo como antes lo hacia con mi psicólogo.

Si Pulgas fuera un Labrador o un Pastor Alemán, en fin, la escena sería algo más poética: un chico apenado compartiendo sus penas con su perro brioso. Pero teniendo como interlocutor a este animal enano y de raza mezclada, la escena es más bien patética.

Le hablo a Pulgas de lo ingratas que son las mujeres y repaso mi mano sobre su lomo mientras le aconsejo que se cuide de las hembras, porque son peligrosas. La pequeña bestia, desde luego, ni se inmuta. En lo más profundo de sus melancólicos ojos negros solo parece haber lugar para una frase lapidaria: "Tengo hambre, carajo".

Me gusta estar aquí, conversando con mi perro sobre la existencia y el desamor humano. Pensar que hace unas semanas nos portamos como enconados rivales, pues Romina nos convirtió en pasajeros enemigos. Hoy, por ironía, la misma mujer ha provocado con sus desaires que el animal y yo hagamos las paces.

Pronto llega un mensaje de Romina: -"Te puedo llamar?"

miércoles, 8 de julio de 2020

El Almuerzo

Cuando entré a la cocina me sentí sólo, desprotegido, igual de nervioso que un chiquillo que se mete a bailar sin saber moverse, consciente de que estaba a punto de hacer el más grande de los ridículos. Abrí una bolsa de tallarines que había en la alacena y los dejé caer sobre una olla con agua caliente. Desesperado comencé a revisar los cajones buscando algún libro o manual de cocina, o quizás había por ahí algunos recortes con la recetas de salsas rápidas de algún chef sea Virgilio Martinez o Don Pedrito; algo como para hacer, no sé cómo, en dos minutos. A lo lejos Romina gritó: "¿Necesitas ayuda?", por supuesto que la necesitaba. El susto y el orgullo pudieron más, así que le respondí que no, que se quedara tranquila, que todo estaba "bajo control".
Volví a la sala para ver si Romina premiaba mi espíritu culinario con un beso o una sonrisa, pero la noté sumamente distraída con un cuadrúpedo de cuya presencia no me había percatado; un intruso: "Pulgas", mi perro, que había entrado en escena no sé por dónde para acurrucarse debajo de los pies de Romina.
-Espera, lo voy a sacar para estar más cómodos- dije.
-No, no, déjalo, pobrecito; afuera hace frío.
-A él le gusta el frío.
Pulgas pareció entenderme, porque me gruñó, mostrándome los colmillos; nunca lo hace pero supongo que la presencia de una mujer guapa, que además despedía cierto aroma en el ambiente, lo tenia alterado. Ni bien me acerqué para retirarlo, el chusco can -dándose de fino Rottweiler que no reconoce a su dueño- me ladró y por poco me muerde la mano.
Inesperadamente se creó un conflicto de intereses entre mi perro y yo; al parecer los dos queríamos quedarnos a solas con Romina.
Como Pulgas no me hizo caso por las buenas, lo tuve que sacar por las malas, expulsándolo al patio.
A estas alturas ya todo había empezado a irse al diablo, yo me había bebido prácticamente sólo la botella de vino, y Romina ya no sabia que comer, pues las provisiones se nos habían agotado. Para colmo, Pulgas aullaba desde el patio.
-No has preparado nada, ¿no?- me dijo de pronto, desenmascarándome.
Me sentí tonto, descubierto; tanto como si me hubieran atrapado con el "plage" en pleno examen final. No tuve mas remedio que pedir pizza vegetariana y el almuerzo se situó entre un silencio mortal. El desánimo me tiene enmudecido. Pronto le llegó un mensaje al celular -Es Pilar, me tengo que ir- menciona mientras se levanta de la mesa -Chau- alcanzo a devolverle. Aunque le muestro una sonrisa por fuera, por dentro le dedico una maldición.

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