El Resto-bar
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Sentí que la chica me miraba de reojo y me encandilé. Estuve a punto de decirle algo, cualquier mediocre frase de abordaje, pero justo en ese segundo apareció una de las dependientas con mi orden pantagruélica; 3 hamburguesas enormes cubiertas por una lonja rojiza de tacu tacu, mucha cebolla y un huevo cuya yema, amarilla y viscosa chorreaba por todos lados, era un show grasiento descomunal. La chica observo mi pedido y, sin disimular su expresión de asco, volteó raudamente.
Al acercarme a nuestra mesa noté que Pavel y Raul ya andaban con la cháchara de siempre, "oe huevon viste esa flaquita de allá", "Te apuesto que no te atreves a beber eso", etc
-Oye huevón que es de tu flaca -le preguntaba curioso Raul- Esta bien, pero conocí a una flaquita en la oficina ni te imaginas, tiene unas curvas y una carita de ángel -alardeó Pavel- Ya tarado pero no saques los pies del plato pues, primero piensa- traté de sosegarlo- Tranquilo, este pechito es fiel, fiel al castigo- se justificó- Nada huevón tu eres "agradecido"- arremetió Raul- Haber cómo así- demandó una explicación- Por si no sabes los feos no son fieles, son "agradecidos", se aferran a lo que tienen jajaja- planteó su teoría Raul- calla sonso para tal caso tu también eres agradecido jajaja.
En ese momento aparecieron tres muchachas simpáticas, una resaltaba mas que las demás, era el clon de Pocahontas; morenita, pelo largo, ojazos, cintura fina, botas sin taco. Las tres se instalaron convenientemente en la mesa continua a la nuestra.