viernes, 18 de noviembre de 2016

Cita a ciegas

- ¿Alo?.
- ¡Hoy somos! hable con mi flaca y quiere salir con su amiga.
- Ya, y...
- Y me dijo que lleve a un amigo.
- Y ese amigo soy yo, ¿no?.
- Ya le hable de ti y quiere conocerte, así que vamos.
- La verdad estoy cansado, no creo que pueda.
- No te achiques, recuerda que me debes una, además hace tiempo que no sales, ¡vamos, no seas pavo!.

Por lo general me rehúso a participar de las citas a ciegas, considerando que mi vida suele estar normada por la Ley de Murphy ("Si algo puede salir mal, saldrá peor"), es seguro que una cita de esta naturaleza (pactada por terceros) no podría depararme ninguna satisfacción.

Sin embargo, pese a tener clara esta postura, esta vez accedí a los pedidos de Marco, con ese talento persuasivo tan innato y demoledor (apura pues huevón) no le tomo mas de diez minutos convencerme por teléfono de que aceptara salir con ellos, Marco, Alexandra y su amiga Milagros.
- Es linda, vive sola, es super creativa. Le hable de ti, le dije que eres un mate de risa.
- Ah, ¿si? -Le seguí la cuerda, fingiendo asombro.

Por supuesto que en silencio reía, pues recordé que esa es la expresión que se acostumbra utilizar para referirse a un chico que no es lo suficientemente atractivo. "No es un chico guapo, pero es un cague de risa". Es lo mismo que decir "Es feíto, pero buenísima gente". Osea una compensación, un premio consuelo, el rescate de una pequeña fortaleza de carácter en un mar de debilidades anatómicas.
- Ok, salgamos los cuatro entonces -le planteé a Marco, seguro de mi hipotética destreza para el arte de la comicidad me embellecería ante los ojos de la tal Milagros.

Para mi sorpresa, Milagros era bastante guapa, algo por demás inusual en este tipo de citas, donde, por lo general, la pareja de enamorados suele "enchufarte" a la amiga fea que no tiene con quien salir.
Este, felizmente, no era el caso. Milagros era, repito, lindísima. Tenia el pelo castaño ondulado, ojos marrones, una nariz respingada y una boca minúscula que, al reírse, se agigantaba pero solo para contraerse inmediatamente después.

Bajo el estímulo de un "Té Macho", los cuatro fuimos atravesando todas las honduras temáticas posibles. Luego, como ocurre en una cita en la que el objetivo es que dos de sus participantes hagan "Clic", Marco y Ale fueron independizando estratégicamente su conversación hasta levantar un invisible biombo entre ellos y nosotros. Cuando menos nos dimos cuenta, ya no éramos un cuarteto, sino dos parejas compartiendo la misma mesa. Milagros y yo entonces pudimos hablar más privadamente de todo. Como en todo primer encuentro los ítems no se agotaban y la sensación de constante descubrimiento se prolongó durante horas. Hasta que, claro, fuimos llegando al tema de fondo que es, en realidad, el único que importaba. El amor. Era importante saber de qué trajinado pasado amoroso venía cada uno. Y ahí todo lo idílico del ambiente comenzó a adquirir matices mas grises, mas reales.

- ¿Qué pasó con tu ex?-le disparé a quemarropa, luego de que ella disimuladamente, insinuara que ya no estaba con enamorado.
- Nada, terminé con él, porque era un celoso de porquería.

Cuando Milagros acabó de decir eso las primeras palabras de incendio comenzaron a ulular en mi cerebro. "peligro, peligro, estas frente a una mujer que odia a los celosos".
Que cara de "ampay" abre puesto que ella quiso, sin perder tiempo, averiguar mi postura ideológica respecto de tan polémico debate.

- Tu no eres celoso no?
Me quedé mudo cinco segundos, luego reaccione
- Yo, no, nada que ver
- Ah ya menos mal, imagínate que el tarado este me quería acompañar a todas las reuniones del trabajo, quería que le presentara a todos mis amigos, esta loco

NOTA: No es que sea un enfermo celoso pero, vamos, pienso que todos tenemos un grado de "celodez", el que diga que nunca sintió celos, esta mintiendo.

- Me parece que es un idiota -dije, sobreactuando con impecable descaro.
- Si, que horror, no entiendo por que hay hombres que creen que una les pertenece -dijo Milagros algo escandalizada.
- Si, yo tampoco entiendo -musité.

Resolví, entonces, usar mi "performance" dramatúrgica pronunciando las típicas palabras que un hombre dice cuando quiere seducir y apantallar a una mujer, presentándose como el antitésis del genero, como el chico mas abierto y seguro del orbe.
- Yo creo que en las relaciones cada uno debe tener su espacio y mantener su independencia.

Luego cambie rápidamente de tema, conté anécdotas, despilfarre chistes, exagere mis puntos de vista sobre las relaciones amorosas para sonar más divertido, imité a personajes, me burle de todo. Fui, pues, todo un "cague de risa".

Desde ese viernes, hace ya tres semanas, no he sabido mas de Milagros. Me parece que ella se quedó con la misma sensación ambigua que yo, la sensación de que sería inútil intentar algo. Nos llevaríamos bien, pero solo eso. Aquella noche nos reímos, y diría que hasta nos gustamos, pero nunca se produjo el tan promocionado (por Tula) "Clic". Falta de química que le dicen.

Eso es lo malo de las citas a ciegas: Te sientes medio obligado a gustarle a la persona que te presentan. Y no dices todo lo que eres, ni cuentas todo lo que sabes.

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