sábado, 29 de octubre de 2016

Indiferente

Uno nunca sabe como va a reaccionar ella; si realizas alguna inocentada, bufonada, broma "picarona" por ejemplo, ella puede reír contigo, sonreír o contrabromear (contraatacar con otra broma) (si, ¡si! es una palabra que me acabo de inventar), en fin, se trata de urdir una gracia y desternillarse juntos, pasarlo bien. Sin embargo, la misma chica, el mismo día, la misma hora y con la misma payasada, puede replicar de una forma totalmente distinta, puede dar aullidos como "¡quien te has creído para hablarme de esa forma!""¡¡quien te ha dado confianza para que me tutees!!", "¡¡quien rayos eres tu!!", con serias consecuencias, como: un ojo morado, coscorrones y humillación publica.

Ahora la pregunta de rigor: ¿Cómo sabemos si están de buen o mal humor?, como proceder ante esta coyuntura (deberían tener un cartelito: "no"no me hables, peligro de muerte").
Yo imagino que para ellas soportar a "Andres" debe ser desmesuradamente traumático. sin embargo yo no hablo de "esos dias" en especial, sino, casi siempre, aún no estén con su "MESsenger", nunca sabes el genio que tendrán.

Los hombres sin embargo somo mas prácticos, si estamos de mal humor pues lo exponemos, "estoy aburrido" "no quiero que me hables" "quiero estar solo" "me voy con la otra"; ya esta, simple, cualquier motivo lo manifestamos.

Todo lo contrario pasa con las mujeres, uno no sabe que es lo que quieren, y ellas no colaboran, no sabemos cómo proceder. Si preguntas si esta bien o si paso algo, se estresan y responden con un frio "NADA". Si no preguntas se estresan aun más "claro, ni vas a preguntar como estoy" "no te importa si estoy bien o mal ¿verdad?", "Claro, solo importas tu ¿no?¡Machista opresor!".

Tal vez seria sano actuar con indiferencia, hacer caso omiso a, quizás, tales berrinches; ya que si estamos muy pendientes de todos sus estados de ánimo, seria desgastante para uno. Pero es difícil ser indolente, uno quiere que todo este bien, que todo marche sobre ruedas y, pues, si existe un problema, solucionarlo juntos.
Entonces sale a la luz la gran "teoría de la indiferencia", (tema de tesis para tu posgrado).

En el terreno amoroso la indiferencia es un talento, cuyo dominio requiere años de práctica y perseverancia. Tal inversión de tiempo vale la pena, porque un indiferente obtiene una envidiable rentabilidad sentimental. Si no, cómo explicar que a mayoría de las mujeres se descorazone y corte las venas, no por el tipo sensible que las halaga y la corteja, sino, precisamente, por el indiferente, el que no les hace caso, el que las maltrata con el frío látigo de su desamor. Eso de que el chico bueno se queda con la chica linda es mentira de las películas comico-romanticas. En la vida real, los malos lideran la tabla.

Para los indiferentes, la estrategia de seducción se plantea fuera de lo convencional y consiste en ignorar, en retirarle tu atención al objeto deseado, en hacer gala de una impertérrita seguridad, los tipos que exudan ese relajo conchudo y desinteresado ejercen un extraño magnetismo.

Tengo amigos cuya filosofía consiste en no involucrarse, y debo admitir que la pasan genial, sus novias babean por ellos y siempre hay chicas que los están buscando. Hasta hoy no lo entiendo. Ellos actúan como caballos y, para mi asombro, las mujeres les pasan por alto todos sus desplantes, sus arrogancias y su luctuosa falta de consideración.

Me cuesta utilizar la estrategia adecuada e interpretar al sujeto "indiferente", al pragmático, al vaquero impasible que patea la puerta de un bar, seca una jarra de cerveza, escupe al suelo y se lleva sobre un hombro a la muchacha mas linda del pueblo.

Solía pensar con ingenuidad que las relaciones se sostenían sobre la base de la espontaneidad, la autenticidad y la sinceridad. Pero cada día me convenzo de que eso es una utopía reblandecida.

Un caso típico que ilustra la "teoría de la indiferencia" es cuando estas con una chica, eventualmente tu cerebro deja de pensar en las demás mujeres. Ganas aplomo por que  ya conseguiste a la chica que te gustaba; eres feliz. En ese instante las feromonas de tu cuerpo empiezan a despedir químicos sólo perceptibles por el olfato femenino, y entonces ocurre lo impensado: todas las mujeres se empiezan a fijar en ti, sobre todo las que nunca te hicieron caso. Como ahora eres indiferente, te has convertido en un ejemplar atractivo. ¿No es injusto?.

Las mujeres administran convenientemente el barato pregón del "quiero un chico diferente", pero es mentira. Puede haber legiones de chicos emotivos y sentimentales detrás de ellas, pugnando por una oportunidad, pero al final eligen al mismo típico galifardón macho e inmaduro que, sin dudas, les romperá el corazón. En lugar de decir que quieren a un chico "diferente", deberían proclamar "quiero un chico Indiferente". Seria mas honesto de su parte.

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