martes, 30 de abril de 2019

Pelea

Siento un golpe en la mejilla izquierda, golpe que me hace retroceder dos pasos, uno de esos golpes que más que dolerte, te indignan, el alboroto en la discoteca se hace cada vez mas notorio; me siento humillado, ahora pretendo ir con todo y, con mejor puntería, darle un buen golpe, que si bien no podría ganar, por lo menos daría batalla. Estoy por abalanzarme sobre él cuando dos orangutanes de polo negro me detienen y me arrastran hasta la puerta de salida, parezco un títere suspendido en el aire en medio de esos forzudos agentes de seguridad.

A lo lejos, Sara me mira con compasión, sospecho que ha estado disfrutando todo el espectáculo, como la típica chica que secretamente adora que dos fulanos se peleen por ella, y ella, por supuesto, se va contenta con el ganador como quien lo condecora, sintiéndose un premio bien merecido; un pensamiento machista debo decir.

Es la primera vez que me botan de un lugar, hay gente mirándome con lástima; yo solo atino a lanzar improperios sin destinatario; estoy más ebrio de lo que sospechaba, pienso en el fondo que al expulsarme del local, los de seguridad, me han salvado de una paliza; si la pelea hubiera durado unos minutos más, seguramente ahora estaría en alguna clínica esforzándome por mover mi cuerpo.

Cuando estoy decidido a largarme del lugar veo a Sara salir con su ex enamorado, me miran y se acercan hacia mi; tomo aire, hago acopio de toda la rabia acumulada, y entiendo que ha llegado el momento, me van a masacrar, aprieto la mandíbula, cierro los puños y me encomiendo velozmente a la Virgen del Chapi.

Para mi sorpresa la cara del ex ha cambiado, de bulldog rabioso mutó a una cara gentil y amistosa.
- Lo siento compadre. -dijo para asombro mío, lo dijo a regañadientes, como si se tratase de un niño obligado, Sara lo estaba forzando, luego la cogió de la mano y se fueron juntos, Sara sólo atino a decir en voz baja "Lo siento".
Que rayos ha pasado aquí; la primera pelea oficial de mi vida acaba de ser suspendida, la borrachera se me ha pasado. La gente que nos había rodeado, esperando seguramente un espectáculo, una gresca; se retira defraudada. 

Cuando llego a casa me voy a dormir con una mezcla de asombro y frustración, como es inevitable, sueño con Sara, pero en el sueño las cosas ocurren distinto: Ella me besa, yo liquido a su ex con un monumental derechazo en la cien, y toda la discoteca me ovaciona, incluido el DJ que, en un detallazo, pone Eye of the Tiger, la canción de Rocky a todo volumen.
¿Es cierto que las mujeres masajean su ego cuando dos hombres se van a las manos por ellas? ¿Es preferible ser un tipo honorable pero ileso? ¿O es mejor que te rompan la cara antes de que te rompan el corazón?.

lunes, 29 de abril de 2019

Buscapleitos

El feeling entre Sara y yo se frustra abruptamente por la intromisión de este ser displicente. Sara me mira como diciendo: "Dame un segundo para arreglar esto" y yo me alejo de la escena maldiciendo en voz baja "Soy un huevón, imbécil".

Me acerco a la barra a pedir otro trago que me haga pasar el mal sabor de boca, y me percato que a lado se encuentra Henry, un buen amigo de años, aunque un poco "sazonado" de alcohol; luego de un saludo mas que protocolar, le cuento lo sucedido, me dice: "¿Donde esta ese imbécil para partirlo?"; mi amigo Henry tiene síndrome de boxeador jubilado y es capaz de armar una pelea por una tonteria como esa; yo que soy un aburrido pacifista, cual hippie setentero, trato de calmarlo: "Ya fue", le aseguro.

Estaba a punto de olvidar el incidente y Sara reaparece para decirme que ya habló con su ex y que ahora sí podemos seguir bailando tranquilos; accedo, con la ilusión de reconstruir el clima romántico en el que estábamos envueltos. Todo marcha bien, nos abrazamos en la pista, le susurro cosquillas en la oreja (como diría Rene Perez), ella me da un beso delicado en el cuello, era la señal que estaba esperando; pero justo cuando empiezo a buscar sus labios, el DJ no tiene mejor idea que poner una secuencia de infartante música electrónica, y eso despierta en Sara unas indomables ganas de saltar y sacudirse. Maldito DJ; soporto con estoicismo los largos minutos que dura ese mini rave, todo sea por Sarita, pienso.

Nada volvería a ser igual, pues resucita, emerge de las sombras como un espectro el execrable ex enamorado. Habla con Sara en mis narices y se le insinúa bravuconamente.
No tengo idea de que diablos hacer; reparo en que estoy furioso, desde que llegué he tratado de pasarlo bien pero no lo he conseguido, Henry esta perdido, la música me hace bailar como un retrasado, el DJ conspira contra mis deseos y ahora nuevamente tengo que lidear con la presencia de este incómodo tipejo.

Trato de hablar con Sara, pero el ex no lo permite, me empuja sin fuerza y me advierte: "No te metas que vas a perder". Palabras que calaron rabiosamente en mi, ya basta, estoy furioso, necio, colérico y sobre todo algo "picado"; una combinación muy peligrosa.

Le pido a Sara que nos vayamos, el ex me amenaza y siento su mal aliento; yo le respondo y todo queda en silencio, de pronto todos han abierto espacio en la pista de baile, como quien prepara una pelea de colegio. El me empuja y se pone en guardia, insultándome de una manera intimidante. Su empujón casi me tumba al suelo, así que me incorporo dispuesto a hacer gala de toda mi torpeza para pelear; trato de aplicarle un derechazo en la cara; si, trato, derechazo que se pierde en el aire.

domingo, 28 de abril de 2019

La Cita

Prepararse para una "primera cita" puede ser complicado, sobre todo cuando no lo has hecho en años me encontraba muy ansioso, turbado; solo quería no cagarla; pues a pesar de mi comportamiento bien "suelto de huesos" del día anterior, que más bien la atribuía a la presencia de mi amiga Natalia, ahora me sentía muy intranquilo. la visión de mi imagen reflejada en el espejo, hacia notar a alguien que estaba a punto de dar su primer examen de ingreso a la universidad; - ¡Vamos!¡no te achiques ahora!, esto es lo que querías, pues ¡hazlo bien! -decía mi yo interior, queriendo pregonar algo de confianza.

Respire profundo y fui a buscar a Sara, ella vive en un departamento a media cuadra del estadio, cuando salió me sonrió de inmediato, esa misma sonrisa demoledora del día anterior que me hizo tambalear. Fuimos a un bar/discoteca, donde la música no es muy alta para poder hablar pero tampoco muy baja como para no poder bailar.

Nos sentamos y hablamos, regreso en mi la comodidad y el nerviosismo se fue. Teníamos mucho en común, nos gustaban las mismas películas (Predestination, Los Otros, Cruel Intentions), nos gustaban las mismas lecturas (Canción de Hielo y Fuego, La Conjura de los Necios, Maldito Karma) y odiábamos las mismas cosas (Los hipócritas). 

Todo fluía bien, todo iba sobre ruedas, "Vamos a bailar", me dijo de pronto, jalándome arbitrariamente a la pista, suena una canción de Katty Perry pero mi cuerpo se mueve como si se tratara de "la tigresa del oriente"; lo hago muy mal y sin duda pierdo una cantidad considerable de puntos. A diferencia mía, Sara baila muy bien, creo que alguna vez participo en esos concursos de fines de semana de algún canal cusqueño.

Su baile es esplendido aunque excesivamente provocador; en ese momento el DJ pone una canción lenta, le doy un sorbo largo a mi trago y dejo el vaso en la mesa mas cercana; ella sonríe, coqueta, entrecierra un poco los ojos, con un sutil gesto de aprobación; yo celebro su coqueteo y le sonrío también; me acerco para bailar más pegados; de pronto un tipo llega y se interpone entre nosotros para hablarle, no es otro que su ex enamorado, un idiota canchero, algo musculoso, mas bajo que alto; le toco el hombro al tipejo, como diciendo: "Oye, estoy bailando con ella"; el voltea y dice "Me vuelves a tocar el hombro y te parto la cara".

sábado, 27 de abril de 2019

Sara

¿Serás tú la chica que me va a quitar el sueño esta vez?, sentir el proclive de entregar toda mi atención, pues otra vez y fiel a mi conducta saboteadora y que nunca aprende de experiencias, estaba dispuesto a darlo todo, desnudar mi alma e invitarla a salir. Sentí la ilusión de que esta vez si iba a funcionar, que seria diferente; si, así es, todos esos pensamientos y recién la iba a invitar a salir, a una cita en serio; tanto preámbulo maquinaba mi mente antes de pactar la cita deseada que ya estaba pensando en las consecuencias nefastas futuras; - Reacciona, vamos, que será ahora, otro corazón roto?, otro desastre, otra vez sentirte derrotado y sin fuerzas -Reprochaba mi yo interior- um... pues ya, que chucha, espero ahora aprendas: -"Sara, ¿quieres salir conmigo?"...

Sara es una chica que conocí hace poco, congeniamos bien, reía de todo lo que decía, tal vez por que le parecía gracioso o porque quería caerme bien, cualquiera sea el caso, surgió efecto, me fije en ella.

Pero vayamos al principio, aun estaba dolido por una relación anterior, aun tenía el corazón hecho añicos, por eso decidí no encerrarme. salir, conocer gente nueva (que se entienda bien, conocer gente, no necesariamente chicas). lastimosamente los amigos se habían dispersado con el tiempo, todos estaban emparejados, o el hecho de yo estarlo buen tiempo, hacia que ya no contaran conmigo para lo que sea. En fin, salir solo y a lo que surja, situación que no era del todo de mi agrado, pero tenia que despejar la cabeza; salí con dirección al centro, a la zona de los bares de todo calibre; fue ahí que escuche una voz que se me hacia familiar -Tu ya no saludas- dijo Natalia, amiga de épocas de colegio, amiga que hacia mas de 8 años no veía, siempre nos molestaban pero nunca tuvimos nada, ni lo pensamos, solo nos llevábamos bien - Hola a los años! - la salude.

- Como estas, si de tiempo que ha sido de ti
- Bien, bien, como estas tu, estabas fuera de Cusco verdad?
- Bien todo bien trabajando en Lima, pero ahora ves de vacaciones.
- Que chevere, y a donde vas ahora que planes
- Esperando a una amiga, quedamos en encontrarnos en el centro y tu que planes
- Pues la verdad sali a la deriva, creo que solo necesitaba un trago y ya
- Pues bien ya seremos 3, apúntate
- Dale pues

Mientras esperábamos a su amiga en la calle Tecsecocha, Natalia me contaba sobre sus peripecias para encontrar un buen trabajo en Lima, ella es contadora, primero comenzó en una ONG ambientalista en Cusco, luego la mandaron para Arequipa, justo cuando pensaba en renunciar y regresar le llego la oferta de trabajo de su anterior jefa para irse a Lima; acepto según ella por la experiencia, pero, vamos, más la sedujo el salario.

- Oh mira ahí viene mi amiga.
- Hola Sara, te presento a mi patasa de colegio.

Sara me saludó con una sonrisa encantadora, atisbé cierto nerviosismo en ella, eso me cautivó de una forma tierna. Tenia el pelo castaño, graciosamente ondulado, ojos grandes, labios carnosos, pómulos coquetos; quede encandilado de inmediato.
La noche transcurrió con anécdotas cómicas, me sentía cómodo y platicaba con desparpajo y, por su puesto, Sara se desternillaba de risa con cada pachotada que decía.

- Bueno es hora de irnos, te parece si me llevas primero a mi y luego llevas a Sara a su casa? - Dijo Natalia con una mirada cómplice.
Sara por supuesto se dió cuenta pero no dijo, mas al contrario, sonrió; esa sonrisa es la que ahora me hace cavilar tanto y propensa a invitarla a salir, conocerla mejor, saber de sus gustos, su sentido del humor; si somos compatibles.

- Sara ¿Quieres salir conmigo?... ¿mañana tal vez?.
-  Me gustaría mucho.

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