sábado, 27 de abril de 2019

Sara

¿Serás tú la chica que me va a quitar el sueño esta vez?, sentir el proclive de entregar toda mi atención, pues otra vez y fiel a mi conducta saboteadora y que nunca aprende de experiencias, estaba dispuesto a darlo todo, desnudar mi alma e invitarla a salir. Sentí la ilusión de que esta vez si iba a funcionar, que seria diferente; si, así es, todos esos pensamientos y recién la iba a invitar a salir, a una cita en serio; tanto preámbulo maquinaba mi mente antes de pactar la cita deseada que ya estaba pensando en las consecuencias nefastas futuras; - Reacciona, vamos, que será ahora, otro corazón roto?, otro desastre, otra vez sentirte derrotado y sin fuerzas -Reprochaba mi yo interior- um... pues ya, que chucha, espero ahora aprendas: -"Sara, ¿quieres salir conmigo?"...

Sara es una chica que conocí hace poco, congeniamos bien, reía de todo lo que decía, tal vez por que le parecía gracioso o porque quería caerme bien, cualquiera sea el caso, surgió efecto, me fije en ella.

Pero vayamos al principio, aun estaba dolido por una relación anterior, aun tenía el corazón hecho añicos, por eso decidí no encerrarme. salir, conocer gente nueva (que se entienda bien, conocer gente, no necesariamente chicas). lastimosamente los amigos se habían dispersado con el tiempo, todos estaban emparejados, o el hecho de yo estarlo buen tiempo, hacia que ya no contaran conmigo para lo que sea. En fin, salir solo y a lo que surja, situación que no era del todo de mi agrado, pero tenia que despejar la cabeza; salí con dirección al centro, a la zona de los bares de todo calibre; fue ahí que escuche una voz que se me hacia familiar -Tu ya no saludas- dijo Natalia, amiga de épocas de colegio, amiga que hacia mas de 8 años no veía, siempre nos molestaban pero nunca tuvimos nada, ni lo pensamos, solo nos llevábamos bien - Hola a los años! - la salude.

- Como estas, si de tiempo que ha sido de ti
- Bien, bien, como estas tu, estabas fuera de Cusco verdad?
- Bien todo bien trabajando en Lima, pero ahora ves de vacaciones.
- Que chevere, y a donde vas ahora que planes
- Esperando a una amiga, quedamos en encontrarnos en el centro y tu que planes
- Pues la verdad sali a la deriva, creo que solo necesitaba un trago y ya
- Pues bien ya seremos 3, apúntate
- Dale pues

Mientras esperábamos a su amiga en la calle Tecsecocha, Natalia me contaba sobre sus peripecias para encontrar un buen trabajo en Lima, ella es contadora, primero comenzó en una ONG ambientalista en Cusco, luego la mandaron para Arequipa, justo cuando pensaba en renunciar y regresar le llego la oferta de trabajo de su anterior jefa para irse a Lima; acepto según ella por la experiencia, pero, vamos, más la sedujo el salario.

- Oh mira ahí viene mi amiga.
- Hola Sara, te presento a mi patasa de colegio.

Sara me saludó con una sonrisa encantadora, atisbé cierto nerviosismo en ella, eso me cautivó de una forma tierna. Tenia el pelo castaño, graciosamente ondulado, ojos grandes, labios carnosos, pómulos coquetos; quede encandilado de inmediato.
La noche transcurrió con anécdotas cómicas, me sentía cómodo y platicaba con desparpajo y, por su puesto, Sara se desternillaba de risa con cada pachotada que decía.

- Bueno es hora de irnos, te parece si me llevas primero a mi y luego llevas a Sara a su casa? - Dijo Natalia con una mirada cómplice.
Sara por supuesto se dió cuenta pero no dijo, mas al contrario, sonrió; esa sonrisa es la que ahora me hace cavilar tanto y propensa a invitarla a salir, conocerla mejor, saber de sus gustos, su sentido del humor; si somos compatibles.

- Sara ¿Quieres salir conmigo?... ¿mañana tal vez?.
-  Me gustaría mucho.

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