La Cita
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Respire profundo y fui a buscar a Sara, ella vive en un departamento a media cuadra del estadio, cuando salió me sonrió de inmediato, esa misma sonrisa demoledora del día anterior que me hizo tambalear. Fuimos a un bar/discoteca, donde la música no es muy alta para poder hablar pero tampoco muy baja como para no poder bailar.
Nos sentamos y hablamos, regreso en mi la comodidad y el nerviosismo se fue. Teníamos mucho en común, nos gustaban las mismas películas (Predestination, Los Otros, Cruel Intentions), nos gustaban las mismas lecturas (Canción de Hielo y Fuego, La Conjura de los Necios, Maldito Karma) y odiábamos las mismas cosas (Los hipócritas).
Todo fluía bien, todo iba sobre ruedas, "Vamos a bailar", me dijo de pronto, jalándome arbitrariamente a la pista, suena una canción de Katty Perry pero mi cuerpo se mueve como si se tratara de "la tigresa del oriente"; lo hago muy mal y sin duda pierdo una cantidad considerable de puntos. A diferencia mía, Sara baila muy bien, creo que alguna vez participo en esos concursos de fines de semana de algún canal cusqueño.
Su baile es esplendido aunque excesivamente provocador; en ese momento el DJ pone una canción lenta, le doy un sorbo largo a mi trago y dejo el vaso en la mesa mas cercana; ella sonríe, coqueta, entrecierra un poco los ojos, con un sutil gesto de aprobación; yo celebro su coqueteo y le sonrío también; me acerco para bailar más pegados; de pronto un tipo llega y se interpone entre nosotros para hablarle, no es otro que su ex enamorado, un idiota canchero, algo musculoso, mas bajo que alto; le toco el hombro al tipejo, como diciendo: "Oye, estoy bailando con ella"; el voltea y dice "Me vuelves a tocar el hombro y te parto la cara".
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